Perfecta para realzar carnes, pescados, vegetales y pastas, esta combinación clásica aporta un equilibrio ideal entre el picante del ajo y la frescura del perejil.
Con ella se puede preparar la famosa salsa arrabiata de manera muy sencilla:
Picar finamente unos ajos y cebolla o chalota. Rehogarlos junto con dos cucharadas soperas de esta mezcla arrabbiata. Añadir tomate triturado y dejar reducir a fuego medio unos 15 minutos. Esta deliciosa salsa, picante y con notas a campo, acompaña muy bien a unos penne, spaghetti, y pastas similares, o sirve de base para una hacer una pizza.