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Apicultura sostenible

21 de marzo de 2025
Para considerar una apicultura como respetuosa y sostenible, se deben cumplir varios criterios relacionados tanto con el bienestar de las abejas como con la protección del medio ambiente.
Cositas a tener en cuenta:
El manejo ha de ser ético. Evitar el maltrato o la sobreexplotación de las abejas. Esto incluye prácticas como no sobrealimentar las colmenas, no extraer más miel de la que las abejas necesitan para su supervivencia. No priorizar la venta por encima del cuidado.
Prevenir y controlar las enfermedades de las abejas de manera natural, sin recurrir a productos químicos agresivos que puedan afectarlas o contaminar la miel.
Las colmenas deben ser mantenidas en un ambiente saludable, con suficiente espacio, ventilación y sin estrés excesivo para las abejas.
Evitar el uso de pesticidas y otros químicos en las áreas cercanas a las colmenas, ya que estos pueden ser perjudiciales tanto para las abejas como para la biodiversidad en general.
El apicultor debe registrar su explotación apícola ante la autoridad competente (en España podría ser la Consejería de Agricultura, Ganadería y Pesca). Este registro asegura que el apicultor cumple con las normativas de sanidad y seguridad alimentaria. Asegúrate de que es suyo y no de otras «empresas».
Realizar inspecciones para verificar el estado de las colmenas, la higiene, el control de enfermedades y la correcta gestión y envasado de los productos apícolas.
El apicultor debe cumplir con las normativas sobre control y prevención de enfermedades de las abejas, como la varroasis (causada por el ácaro Varroa destructor), y otros posibles brotes de enfermedades que puedan afectar a las colonias.
Los productos apícolas deben estar correctamente etiquetados según las normativas locales, indicando la procedencia, composición y otros requisitos legales. Esto es importante para garantizar la trazabilidad y la calidad del producto final.  En la apicultura sostenible, se debe evitar el uso de productos químicos de manera indiscriminada.
¿Cómo nos aseguramos de todo ello?
Investigamos. Mucho.
Y trabajamos con apicultores cercanos y de confianza

Os dejamos una pequeña presentación de nuestro apicultor de Maderuelo:

«Mi nombre es Jesús de la Hoz, mi tatarabuela Martina enseñó a mi abuelo Janín el arte de la apicultura, y yo lo aprendí de la mano de él y de mi padre. Desde pequeño me ha gustado la vida de campo y me licencié en Ciencias Ambientales, después de unos años en diferentes trabajos di el paso a profesionalizarme con mis propias colmenas, creciendo poco a poco y con mucho trabajo, como hacen las abejas.

Mis abejas viven en el Parque Natural de las Hoces del Río Riaza (Segovia) y mi apellido es: de la Hoz, de ahí nace Miel Entrehoces, paisaje y tradición familiar en un tarro.

La apicultura que realizo es extensiva, respetando los ciclos de las abejas y reforzando la biodiversidad del entorno. Es una apicultura menos productiva pero que tiene como resultado una miel excelente. Hacemos dos cosechas al año, una al final de la primavera, cuando sacamos la miel de salvia-tomillo, de la cual dejamos parte en la colmena para asegurarles reservas todo el verano y la cosecha del final del verano que es principalmente miel de espliego, aunque también hay tomillo, salvia, ajedrea y otras flores que la acompañan. Igualmente, dejamos la colmena con reservas suficientes de miel y polen para que pase el invierno. La miel, la extraemos y manipulamos en frío, sin calentar, envasándola directamente en los tarros sin ninguna manipulación, por lo que cristaliza con el frío, se queda dura, pero si la prefieres líquida puedes calentarla por debajo de 40ºC, conservando todas sus propiedades».